Victoria del Vilken Mañanes ante el O Esteo con un Tomy «galáctico»
VILKEN MAÑANES 6.- Tomy, Oli, Javi Cala, Joselu y Jorge. Luego jugaron, Álex, Ito, Ángel, Charlie, Chuso y Samu.
O ESTEO FÚTBOL SALA 3.- Iván, Jaco, Héctor, Rober Paz y Álex Garea. Luego jugaron, Antón, Gerardo y Púas.
Árbitros.- Luis de Cabo y Jesús Montero. Amonestaron a los locales Álex, Javi Cala, Joselu, Ángel, Chuso, Tomy y Samu y expulsó por doble amarilla a Charlie (36´) al Santi Calero y al delegado Jacobo Campo. Por los visitantes vieron amarilla Púas, Rober Paz y Álex Garea.
Goles.- 1-0 Chuso (4´), 2-0 Javi Cala (9´), 2-1 Púas (9´), 3-1 Javi Cala (12´), 4-1 Charlie (17´), 5-1 Joselu (18´), 5-2 Rober Paz (36´), 6-2 Chuso (36´), 6-3 Rober Paz (39´).
Pocas veces se puede decir que un portero gana un partido porque su misión es la de evitar que el balón entre en su portería y porque en la mayoría de las ocasiones es el señalado de que su equipo encaje. Es quizá el jugador más visible sobre el campo y el que menos vanagloriado sale de cada choque sin analizar que para que la pelota entre en su portería otros cuatro compañeros, que está delante de él, han debido de “fallar”. Cuando un jugador consigue ese gol de ensueño se dice: “valió la pena pagar la entrada solamente por ver ese gol”. Ayer valió la pena pagar por ver el recital de Tomy que ojalá mantenga esa línea durante muchas jornadas ligueras, siendo ahora uno de los ejemplos de los buenos porteros que ha dado Benavente al fútbol sala nacional. Marecido manteo al final del choque.
Lo de ayer de Tomy es para enmarcar, doble penalti o diez metros como se conoce en la actualidad esta manera de ejecutar una infracción cuando el equipo llega al límite de faltas cometidas y pena máxima, con rebote incluido, lo que se empapeló el bonachón de Tomy en esa primera mitad, en la que creo recordar que a excepción de un disparo que repelió con el pie al inicio del partido poco trabajo más tuvo. Pero además contribuyó en el capítulo de asistencias en el tercero de los tantos fontaneros con una salida con pase orientado en la que finalmente Javi Cala acaba marcando.
Luego lo de la segunda mitad fue un escándalo ver a un O Esteo desesperado cada vez que Tomy aparecía y para colmo otro penalti que detiene y otra falta desde los diez metros. Manos por allí, pies por acá y tres puntos al saco que en parte se los puede atribuir el ayer trece, está claro que lo de la superstición no va con él, de las filas locales. Aunque escándalo fue también el recital de tarjetas con las que obsequió uno de los colegiados que dejaron tres expulsados en el bando local, dos técnicos además de Charlie.
Luego el partido donde los gallegos salieron demasiado apáticos ante conjunto local sin frenos y cuesta abajo que ya no tiene perjuicios del miedo escénico a los rivales y que se ha crecido de tal forma que hoy por hoy es uno de los grandes de la categoría, lástima del mal inicio. La verdad es que la primera parte no fue demasiado vistosa en juego y casi cada vez que los de Santi Calero llegaban a portería marcaban, pero no menos cierto es que el rival no estaba en el campo quizá fruto de la intensidad, que no velocidad, que imponían los atléticos. Así la parroquia se levantaba una y otra vez para celebrar los goles de los suyos que iban cayendo uno tras otro.
Llegaba el primero en una acción de ataque local con un balón picado, casi como caído del cielo, al segundo palo para que Chuso rematara de cabeza a los cuatro minutos de juego. Las llegadas se seguían sucediendo en torno al marco de Iván pero sin demasiada claridad hasta que un balón que se fue a parar a la línea de córner acababa finalmente en el segundo. La pelota le llega atrás a Oli que empalma su disparo en balón que iba fuera pero que se lo encuentra en la trayectoria Javi Cala, que había botado el córner, y marca.
Una falta de entendimiento de los locales en el nueve, en un balón dividido, abría las esperanzas gallegas cuando el pase de Rober Paz al centro del área, era empujado por Púas a gol. Pero solamente fue un espejismo el de los de As Pontes, ya que tres minutos más tarde ese pase de Tomy a la frontal del área visitante sirve la lucha entre Charlie y Javi Cala por llevarse la pelota que finalmente el cierre local convierte en el tercero. Luego fue el turno para el crak local con una pelota que acaricia ante la salida del meta gallego tras un pase de Joselu y un quinto a falta de dos para el descanso. Fue un jugadón de Samu, que lo hace casi todo bien y con brillo, robando un balón en medio del campo, zafándose con un regate made in Samu de su rival sirviendo de primeras a Javi Cala y este a su vez a Joselu que resuelve la jugada de tiralíneas.
La primera parte finalizaba con el show de Tomy al detener la pena máxima señalada por manos de Chuso. También detenía el rechace.
La segunda mitad fue diferente. Los visitantes se lo jugaron todo a una carta sabiendo que la diferencia obtenida en los primeros veinte minutos era casi insalvable y por lo tanto decidieron ir en busca de la fortuna por si sonaba la flauta de llegar a los instantes finales con un marcador ajustado. Adelantaron líneas y pusieron cerco al marco de Tomy hasta obligarle de nuevo a detener un nuevo lanzamiento de pena máxima. Fue aquí donde, quizá, vieron los chicos de As Pontes que ese no era el día de sumar tres puntos y con gestos ostensibles asentían la grandeza del portero que enfrente tenían ayer. Y todo a pesar del golazo que se marcó Rober Paz, cuando los locales jugaban con uno menos por la expulsión injusta de Charlie, de soberbio disparo lejano que se colaba en la escuadra de un tapado Tomy que no la vió llegar. De inmediato los locales, demasiado lentos y conservadores, respondieron con un nuevo tanto de Chuso en una acción brillante de Joselu que le ponía el tanto en bandeja.
El final se iba acercando, y los incondicionales se encontraban en la texitura de elegir tres puntos ya o seguir vitoreando cada acción de Tomy mientras un error de Javi Cala dejaba el balón franco a Rober Paz que picaba para hacer el tercero en el minuto final.
Por cierto lo de pagar una entrada por ver… Los benaventanos están convirtiendo los partidos del Vilken Mañanes en un espectáculo más, casi obligatorio que ver, cada quince días aunque la semana que viene repite. La Rosaleda se pinta de fiesta sin entender de género ni edades al son de la frase que plasma una gran pancarta colgada y que dice “Azul y blanco es mi corazón”.