DEPORTES

Tres puntos muy importantes los que dejó escapar el Benavente ante el Peñaranda

El C.D Benavente pierde tres puntos de oro regalando toda una segunda mitad en la que dominaba de forma abrumadora a un Peñaranda acorralado.

C.D BENAVENTE 1.- Rubén Luceño, Rafa, Héctor, Miguel Ángel, Josemi, Óscar Robles (Mice), Rodri, Álex, Bero, Cobreros (Pepe) y Puchi (Chrístian).

C.D PEÑARANDA 2.- Álex, Juanje, Juancar, Rubén, Rodrigo (Raúl), Chuso, Augus (Mario), Pablo, Juanfran, Sousa y Dela (Sergio).

Árbitro.- Frey Domínguez auxiliado por su hermano Frey Domínguez y Pérez Fernández. Amarillas para los locales Puchi, Miguel Ángel, Rafa y Bero y los visitantes Pablo y Chuso y al entrenador José Manuel Bárez.

Goles.- 1-0 Miguel Ángel (12´), 1-1 Juanfran (44´), 1-2 Dela (69´).

Con que poco se lleva un nuevo equipo los tres puntos del Luciano Rubio. Un rival que para nada demostró ser más que el C.D Benavente, como tampoco lo hicieron Fresno, Simancas y otros equipos. Pero para ganar hay que creer y sobre todo correr. De “nada” sirven los tres puntos conseguidos la semana pasada ante el Navega si luego te dejas otros en casa ante un rival nada del otro mundo, eso sí un rival que creyó, corrió y sobretodo hizo lo que tuvo que hacer en la recta final para llevarse los puntos, morir el juego y que se jugara lo menos posible.

La verdad es que viendo la primera mitad, para nada estaba siendo justo el marcador que a los doce minutos daban la victoria momentánea a los de Santi Redondo, porque siendo sinceros los que llevaban el ritmo y la batuta del partido eran los visitantes que continuamente llegaban, principalmente por las bandas a las inmediaciones de Rubén Luceño.

Afortunadamente las ocasiones no las materializaron y una y otra vez morían por la línea de fondo o desbaratadas por la defensa local que aprovechan los errores del último paso o control de los charros. Y mira por donde, lo que son las cosas, que los tomateros llegaron en la primera clara y la enchufaron al fondo de las redes. Corría el minuto doce cuando una falta adelantada a la línea divisoria de los dos terrenos de juegos y que se iba templadita a las inmediaciones del cancerbero visitante Álex que no logra hacerse con la pelota y le pasa por encima para caer a pies de Miguel Ángel y marcar.

El Benavente lejos de hacerse con el partido, ya teniendo el marcador a favor, siguió cometiendo los mismos errores dando muchas opciones a los salmantinos en la parte de arriba y permitiéndoles llegar con comodidad haciéndose acreedores de al menos el empate. La tuvo Dela tras un disparo de un compañero suyo que magníficamente detenía Rubén Luceño y cuyo rebote le llegaba al once visitante para quedarse con cara de jaula ante la intervención que se marcó de nuevo el meta local cuando ya celebraban el gol los muchos simpatizantes morados.

El Benavente, más por despistes también de los zagueros charros, también dispuso de dos claras una de Cobreros tras una dejada espectacular con el pecho de Berodas que se iba fuera y otra de Puchi al segundo palo que remató de forma horrorosa de cabeza muy lejos de portería.

Sí que los de Peñaranda lograban el empate en uno de esos minutos claves de partido. Minuto 44, el balón corre paralelo a la línea de medio campo donde el capitán Rafa se entretiene en despejar propiciando una contra que llegaría casi al banderín de córner derecho de la portería benaventana y donde Juanfan tras dos recortes y un posible penalti por manos benaventanas logra darle la parábola suficiente al balón para colocarlo al segundo palo del marco de Luceño.

Tras el descanso se vió otro Benavente. Mucho más incisivo, mucho más vivo en la recuperación de la pelota y arrinconó a los charros en torno a su portería. Quizá el único pero que se pudo llevar en esos instantes el equipo de Redondo era que sus jugadores querían entrar con la pelota hasta la portería y en ocasiones con demasiadas individualidades que desbarataban las ocasiones.

Pudo el Benavente haberse adelantado en un claro penalti cometido sobre Rodri que el árbitro interpretó como juego peligroso. La jugada arranca con un balón por banda derecha en la que en principio el defensor parece tener ventaja sobre el mejor, y con diferencia, ayer del Benavente Rodri. El ocho benaventano anda vivo y se la quita ya siendo agarrado por su camiseta al borde del área. El meta charro en su intento por obstaculizar la jugada sale con la pierna por delante y fuera de su área pequeña y golpea con Rodri que a su vez había metido la suya para evitarlo e irse solito a gol.

Fue la jugada clave para el Benavente porque a partir de aquí se salió del partido y entró en el juego propuesto por el Peñaranda que además aprovechó otra marca defensiva para que Dela, libre de marca, hiciera de cabeza el segundo.

A partir de entonces se jugó lo que quiso el Peñaranda, mientras los jugadores del Benavente entraban al trapo y con sus protestas, además de cargarse de cartulinas, permitían que el juego estuviese parado muchos minutos y sin darse cuenta ahí fue donde el Peñaranda que solamente apareció en el segundo gol en el área del Benavente en esta segunda mitad, ganaba el partido.

Luego querer y no poder, mucho corazón y poca cabeza. Tan poca que siendo justos el Benavente debió de quedarse con nueve por el poco “fair play” que demostraron hasta el final del partido, sin darse cuenta que los partidos se ganan jugando, que las protestas no sirven de nada cuando el árbitro ya ha señalado la infracción tuviese o no razón. No se puede dar un puñetazo en la cara a un rival por impotencia como sucedió al final del partido o con algunas entradas merecedoras de expulsión. Ante todo, no hay que poner la alfombra al rival, pero sí mantener unos valores que desgraciadamente no hay.

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