El Racing Benavente deseoso de que el calvario acabe

 C.D NAVARRÉS 8.- Kike (Samu), Gonzalo, Moncho (Chris), Javi, Borja, Álvaro, Polín, Manu, Abel, Cortijo (Jaime) y Miguel.

 RACING BENAVENTE 3.- Crístofer, Vini (Víctor), Blandi, Jesús, Tosko, Modes, Jáñez, Pablo Voces, Aarón (Maniega), Héctor y Chino (Gago)

Árbitro.- Ruíz Antolín. Amonestó a los benaventanos Crístofer, Chino, Maniega y Jesús.

Goles.- 0-1.- Jesús (5´),1-1.- Moncho (9´), 2-1.- Moncho (18´), 3-1.- Moncho (25´), 4-1.- Polín (33´), 5-1.- Cortijo (39´) 6-1.- Borja (49´) 7-1.- Álvaro (51´) 8-1.- Chris (70´), 8-2.- Maniega (72´), 8-3.- Jesús (83´).

Poco duró la alegría en casa del pobre cuando viajas sabiendo que la semana anterior has conseguido hacer un buen partido ante un equipo de la zona media alta y le metes cinco y ahora regresas con una goleada de las de caerse de vergüenza.

El Racing con todo ya hecho, suspenso en este curso lectivo, no se encontró en ningún momento con ganas de dar la cara al partido, excepción de los primeros veinte minutos donde incluso Jesús adelantaba a los suyos cuando el crono contaba el minuto cinco de partido.

Eso que tantas veces ha sufrido en sus carnes el cuadro pulpero a lo largo de toda la temporada lo aplicaron al equipo vallisoletano, que también con todo ya resuelto quería dar una alegría a la parroquia y se encontraba conque los benaventanos eran los que habían golpeado primero.

Casi el tiempo justo en el que Moncho se ató bien las botas y se marcaba un hattrick que sentenciaba casi el partido. En medias alguna intentona de los de Jorge Bruña que se toparon con los postes en lo que pudo ser ponerse de nuevo por delante. Este tercer gol de Moncho terminó por desmembrar a los benaventanos que asistieron indefensos a los goles que poco a poco iban cayendo en su contra hasta el punto de que al descanso se colgaba el 5 a 1 en el marcador.

La segunda mitad no sufrió demasiados cambios de rol y los locales seguían casi a cada llegada incrementando su cuenta hasta el 8 a 1 cuando Maniega y Jesús maquillaron en cierta medida un resultado más propio de otros deportes que del fútbol.

Que hagas tres goles fuera de casa con lo que cuesta hacerlos y pierdas el partido no deja de tener una rara explicación.