2ª etapa de la Vuelta Ciclista a España Discamino de Iván Bragado

Crónica Discamino.
Hoy, antes de que los profesionales rodaran de Orense a Bayona, nosotros teníamos dos grupos de la Vuelta de DisCamino en marcha de Marín al Mirador de ÉZARO. Koko, Chema, Calis, David Gil, Borja y Yago tenían la misión de llegar en bici y triciclo desde la ciudad de la Escuela Naval Militar hasta el pueblo de don Camilo José Cela. En vez de hacer esos 46 kms y pico que se les habían asignado en los dos relevos previstos, han decidido rodar codo con codo y hacer 30kms cada uno, es decir, que aunque no han llegado a Padrón, han rodado 14 más de los previstos. Buen trabajo.
El otro grupo, el de Isabel Gonzalez, Ana, Gerardo e Iván Bragado con Estela, Antonia, Silvia (que nos dio una sorpresa de campeonato al aparecer a las 8 en Marín para acompañarnos toda la Jornada), MariMar, Pedro, Estela y un servidor nos hemos metido en dos furgos y hemos tirado hasta Iria Flavia, lugar en el que debíamos subir a los triciclos y dar pedales hasta llegar al mágico lugar de EZARO. El primer relevo lo hicieron GERARDO e ISA. Con ellos como copilotos y Pedro y yo al volante, hemos llegado casi hasta Noia, virado a la derecha siguiendo indicaciones de un paisano del lugar que nos dijo «si vais en bici mejor subid por ahí y ya encontrareis indicaciones». Y las encontramos, ya lo creo que las encontramos,15 kms más adelante, cuando una pareja de ciclistas, él de cerca de Muros y ella de Manresa, al preguntarles, nos dijeron que íbamos completamente al revés. Casi nos da un síncope porque llevábamos más de una hora y media subiendo sin parar en dirección contraria a nuestro destino. Vista la hora que era, el sitio en el estábamos y el hecho de que sabíamos que la familia de Ana llevaba ya casi una hora esperándonos en el mirador, decidimos subir todos a las furgos y conducir hasta Carnota, lugar en el que probablemente estuviéramos de no habernos confundido. Allí subimos a Iván y a Ana a las Copilot y salimos a toda máquina en busca de la «gloria o el fracaso». Y este es el momento de entender el poco fino tono del título de esta crónica. Llegamos a la base de esa tortura hecha carretera con bastante distancia entre los dos triciclos ya que, el bueno de Iván, muy educada y finamente, me había preguntado si teníamos que ir juntos o podía dar rienda suelta a toda su energía y volar hacia la meta. Lógicamente le dije que disfrutara y, por cierto que lo ha hecho. Nos han debido sacar unos 30′ más o menos y es que el malvado personaje que decidió asfaltar esos dos kilómetros de infierno para que a alguien se le ocurriera un buen día que sería estupendo ver morir a los ciclistas en esas rampas mortales, seguro que jamás imaginó que una vez dos jóvenes con diversidad funcional, Iván Bragado y Ana Soage, las subirían en sendos triciclos de casi 40 kg de peso. Pedro e Iván confesaron haber parado a descansar y beber 3 veces, pero sin bajar de la bici ni pedir ayuda a nadie. Ana y yo tampoco la pedimos, pero cuando adelantamos a Alfredo y a Yuyi en el tramo del hormigón, dos turistas españoles, Alfredo no pudo soportar vernos sufrir del modo en que lo estábamos haciendo y decidió echarnos un mano en forma de empujón. Poco tiempo le duró el resuello y tuvo que soltarnos antes de finalizar esos famosos 200m. Estela, que venía en su bici a nuestro lado para cuidar de su Anita, echó pie a tierra y nos sacó del atolladero dándonos periódicos empujones hasta que, a falta de 300 m, Silvia, que ya había llegado a la cima con Pedro e Iván hacía un buen rato, bajó a buscarnos con el padre de Ana, su cuñado (de Ana) y sus sobrinos (también de la peque) y entre los gritos de ánimo de los niños y la ayuda de Silvia coronamos la ascensión. Es de largo lo más duro que he subido nunca en bicicleta. Como ejemplo diré que los coches han de subir en primera y que más de uno ha quedado clavado en plena subida. Un fenómeno Iván y una bestia Anita. Me descubro ante vosotros. Una tonelada de aplausos para los dos.