DEPORTES

Hautacam, último esfuerzo de la Transpirenaica para DisCamino

Otra historia escrita en los libros de DisCamino tras la subida ayer del Soulor y el Aubisque en los que la niebla volvió a ser la protagonista y en cuyos metros empezaron hacer mella entre los más atrevidos del grupo como Iván Bragado. Hoy es otro día y la hazaña va dando sus últimas coletadas. Aún restan el etapón de hoy por cumplir para completar esta Transpirenaica 2017, pero no es ni más ni menos que el Hautacam de 1.653 metros de continuada subida, casi sin “descansos”, y algo más corto que los anteriores con 16,3 kilómetros y con final en su estación de esquí. Un puerto también con historia en Tour de Francia con Vicenzo Nibali como vencedor en el 2014, hoy luchando con Froome por la Vuelta a España y donde también el paraolímpico Javier Otxoa coronaba primero y además siendo final de etapa del Tour del 2000.

Diario de A Bordo. Día 7. Sexta etapa.

DISCAMINO-2017.14 … TRANSPIRENAICA … SOULOR Y AUBISQUE, DOS POR FALTA DE UNO

«La suerte nos ha vuelto a ser esquiva en el penúltimo día de nuestras andanzas por Pirineos,… aunque tampoco es que podamos quejarnos del todo.
Hemos subido al SOULOR disfrutando de las vistas de las montañas como un telón de fondo adornado por la especial belleza que supone verlas adornadas de niebla, con collares en los picos y jirones como fumarolas en sus faldas. Al llegar al alto hemos podido girar la cabeza y disfrutar de lo que habíamos dejado atrás y, aunque no todo el paisaje estaba a la vista, la bandada de buitres que sobrevolaba el lugar nos ha compensado con creces por lo que no podía verse.
Hasta ese momento era Ana la que copilotaba el Triciclo acompañada por Xoana. Desde ahí, y hasta la cima del AUBISQUE, fue Isabel la que ocupó el sillín y Mauro quién la guió hasta el último de los 1.709 metros que dicen que tiene de altitud. Silvia hoy fue la gregaria de lujo y entre pedalada y pedalada se dedicó a hacer fotografías (entre ella y Mauro hicieron un reportaje muy chulo y completo).
El relevo lo hicimos en el aparcamiento del alto del SOULOR al que accedimos en medio de la salva de aplausos que nos regaló un nutrido grupo de moteros alemanes que nos había adelantado durante la ascensión.
Los dos kilómetros de descenso que hay antes del inicio de las rampas de AUBISQUE los hicimos enfundados en maillots largos y chubasqueros porque hacía un frío «salao»; y los dos primeros de cuesta, de un 1 y un 2’5 % de desnivel, los pasamos disfrutando del impresionante paisaje que se abría a nuestros pies. Un inmenso cortado de piedra sin nada que frenara al desgraciado que pudiera caer por allí rodando, ponía los pelos de punta, especialmente en los lugares en los que un firme claramente desnivelado daba la impresión de que el triciclo podía llegar a volcar y arrastrarnos al abismo. Fue al acercarnos al alto de AUBISQUE cuando las pinceladas de niebla comenzaron a dar por saco y a cerrarse sobre nosotros. La poesía se transformó en fastidio y nos quedamos sin ver el paisaje que Mauro nos había anticipado como algo digno de ser admirado.
¿Y Borja? Según parece, el masaje que le dio ayer su papi le sentó de maravilla. Hoy fue todo el rato como un reloj. No protestó casi nada y se dejó guiar dócilmente por Iván en los kilómetros que hicimos codo con codo:
– «Borja, pedalea y deja de hablar, que se te va la fuerza por la boca».
– «¡¡Joooooooo, tío!!», pero se callaba y pedaleaba.
Antes de terminar he de dar origen a un cotilleo que seguro dará mucho que hablar. Iván Bragado, el EXPRESO DE BENAVENTE, también se cansa. Hoy, mientras nos partíamos la cara contra las últimas rampas del Col D’Aubisque, me confesó que los kilómetros y los días le estaban pasando factura y que estaba deseando cogerse un día de fiesta total y una semana sin bicicleta. Ahí queda eso». Por Javier Pitillas.

 

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